viernes, 27 de julio de 2007

Cuentirijillo

- El ejercito Blanco jamas sera vencido!- grito el general mientras los Soldados avanzaban por la campiña herida de tanto combate. A lo lejos se veia una cortina de polvo y el rechinar de los ejes engrasados emitia un sonido aturdidor e insoportable. El general Blanco sabia a lo que se enfrentaba, sabia cuales eran las estadisticas anteriores, sabia que era una batalla perdida.

Pero hoy, como ayer y desde el inicio de esta guerra idiota, sus hombres estaban listos. Listos para morir sin dudarlo ante la primer orden de avance. Listos incluso para las tareas mas horrendas que la simpleza que conlleva morir. El general miro a su izquierda, reconocio a varios de sus capitanes mas leales, a los sargentos gruñendo a sus reclutas, todos de inmaculado blanco a pesar de la mugre y la arcilla barrosa del terreno donde se libraria la batalla

Varios disparos sonaron, inconfundibles, artilleria. El general observo como uno de sus tenientes se desintegraba junto a su batallon en un mar de fuego carmesi.Vio los uniformes adquirir las primeras manchas y se decidio a avanzar, sin detenerse, sin tacticas, sin engaños. Una muerte limpia y honrosa, como tantas otras habia sufrido.

Cuando terminaria esta guerra?.

Mas cañones escupian, menos conocidos quedaban, mas familias se desgarraban el pecho en llanto. La guerra lamentablemente tenia unas matematicas tetricamente complejas.

Las lineas chocaron con el ejercito Negro, cara a cara con esos inmundos seres formados por la mas lasciva sociedad alguna vez concebida. Se los veia desorbitados, euforicos, como si no pudieran contener la fila lo suficiente como para esperar su turno de matar.

El general miro por ultima vez el cielo, rosado, antes de ser apuñalado por una bayoneta.

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- Entonces señor? que le sirvo?

Juan miro a la chica de blanco, ordeno sus ideas y dijo

- las dos bochas de chocolate